¿Y si respiraras tú aquí?

No hay que morir por el otro, sino vivir para disfrutar juntos.

Te pusiste todo serio, como si yo no te importase nada, como si me hubieras dejado de querer en un instante, y me dijiste que se acababa. Que me habías descubierto, lo sabías todo, y que podía cargar mi maleta con todos mis cachivaches y desaparecer.
- Ya no aguanto tu locura, es demasiado
Me señalaste las marcas de mis muñecas y me dijiste que necesitaba ayuda.

Me entró el pánico, como todas las veces que alguien intenta abandonarme, y aunque fuese la mejor oportunidad para salir corriendo y dejar de llorar, tuve que...

Después de todo, todo, todo lo que ha pasado (y pasará) yo ya no tengo miedo. No se va a romper nunca.
Y entre cereales hundiste tu miedo, lo ahogaste en leche, y te lo comiste.

Yo a mis osos de peluche
al fin y al cabo, los quiero mucho.
Aunque sólo me acuerde de que están ahí
de vez en cuando.
A partir de ahora intentaré recordarlo
más a menudo.
Creo que nos irá mejor
y sonreiremos más veces al día.
Fin.

¿Y si ahora me tiro?

Te drogas el cerebro, y ya nada más importa...

solo el viento que susurra con las hojas,
y las luces amarillas que brillan, el sonido de los coches
(¿y a donde irán...?) y alguna pequeña estrella que puedes ver
sin que la tape una nube gris.